¡Hey, bloggeros! Hoy hablaremos de una raza de
gato muy... perezosa...
El gato persa es una de las razas de gato más
populares; tiene un tamaño mediano, una cabeza redonda con una cara ancha y
plana, que a su vez posee un corto hocico y unos grandes y brillantes ojos. Sus orejas son redondas y pequeñas, y su
pelaje es largo y suave. El gato persa es considerado popularmente como un gato
propio de familias adineradas.
El pelaje del persa puede ser de
varios colores o de uno solo; entre los colores posibles se encuentran el negro, el blanco, el crema, el chocolate,
el marrón rojizo, el gris azulado y el gris simple. Puede ser bicolor o colourpoint.
El comportamiento del
persa es tranquilo y no suele alterarse, aunque es cierto que puede ser
algo presuntuoso; no obstante, es sociable y amistoso, y suele llevarse bien
con todo tipo de gatos, especialmente si es otro persa.
Es amigable con niños,
aunque es muy perezoso, de hecho,
también es llamado “tigre del sofá”. Hay que tener precaución y hay que procurar que hagan ejercicio, ya que tienden a desarrollar sobrepeso, y una dieta equivocada podría conducirles a esa enfermedad.
La crianza del persa es complicada, teniendo en cuenta que
la camada del persa es muy pequeña: la madre da a luz a entre 2 y 3 crías. Los
persas requieren especial atención de su pelaje, pues podría enredarse, y es
preciso cepillarlo y lavarlo con frecuencia.
Entre las enfermedades comunes del
persa están las relacionadas con la forma de su cara, como alteraciones de mandíbula, aunque también es propenso a la obesidad, como he dicho antes, o a las cataratas.
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